Me gustaría definir el optimismo con este ejemplo:
La palabra crisis en coreano se escribe con dos caracteres
chinos. El primero tiene un significado “riesgo”, y el segundo
se interpreta como la oportunidad.
O sea, una crisis o problema siempre trae ligado las dos
caras de la moneda. Un optimista, una persona emprendedora considerará
un problema con la cara de la oportunidad y dará lo mejor de sí.
Puede experimentar temor y considerará los riesgos,
pero actúa, lo que es mejor en todo caso.
Un pesimista considerará un problema con la cara
del temor e incluso puede que no intente nada.
En alguna ocasión, un maestro de la Universidad
nos decía que le preguntó a su hermano: “¿Cómo
le haces para tener novias tan guapas? Muy sencillo –respondió
él- dile a 100 guapas y una cuando menos te va a decir que sí”.
No hay nada malo en no tener éxito: si no logramos
lo que nos proponemos, es porque nos espera algo mejor todavía:
una mejor pareja, un mejor trabajo ¡en fin!
Y por otra parte, el temor no tiene sentido ¿por
que? Así está diseñada la vida.
Imaginate al papá pez diciéndole a su bebé
pez: “Mira hijito, el mundo ideal es aquel en que el que las aguas
están tranquilas, no hay tiburones, no hay nadie que te vaya a
comer, puedes disfrutar de la vida…
Pero las cosas en la actualidad no son así ¡el
mundo acuático está muy loco! Así que cuidado, no
salgas del escondrijo porque… ¡te puede pasar algo!”.
Tú como ser humano, entiendes de forma natural
que la vida de un pez es peligrosa… ¡y consideras que el pez
papá le diga al pez hijo semejantes cosas son un disparate! La
vida acuática está diseñada así…
O imagínate a la mamá gorrión diciéndole a su gorrioncito bebé: “Mira, el mundo ideal es aquel en el que puedes volar, comer tus gusanitos, regresar a casa y volar bien rico cuando te plazca… pero el mundo aéreo, está muy loco… tienes que cuidarte de las águilas… ¡hasta de chocar con los aviones! Por eso mejor no salgas del nido muy seguido… ¡y no te arriesgues!”.
Tú como ser humano, entiendes de forma natural
que la vida de un gorrión es peligrosa… ¡y consideras
que la gorrión mamá le diga al gorrioncito bebé es
un disparate! La vida aérea está diseñada así…
Sin embargo, el bebé gorrión llegará
a crecer y disfrutar de la belleza del aire. Sí, con todos sus
peligros, la emoción de volar por todo lo ancho del mundo, no se
va a comparar en absoluto con renunciar a su derecho, a su naturaleza
de abrir sus alas ¡y volar! ¡y emocionarse con la vida!
Si renunciara al don que Dios le dio, el gorrioncito lo
sentiría en su interior, y si no escuchara su vocecita que le reclama
cumplir su naturaleza, para lo que fue diseñado por el Creador…
se sentiría deprimido, triste… no feliz.
Y solo tiene dos opciones… arriesgarse y descubrir
la belleza de la vida, de la aventura… o callar esa voz, pero el
espíritu del pequeño gorrión le va a gritar…
le va a dar dolores de cabeza, enfermedades… como diciéndole
“¡o me haces caso o me haces caso! ¡vuela!”.
¿Conoces personas que se la pasan enfermas todo
el tiempo? ¿Qué parecen farmacias ambulantes? Observarás
que su mentalidad no es positiva… critican demasiado… y se
lamentan de todo.
Y el no escuchar su vocecita interna, es lo que les ha
orillado a eso. Las enfermedades del cuerpo frecuentemente son reflejo
y gritos de la infelicidad del espíritu y es la forma en que muestra
su descontento ¿de que otra forma quieres que tu espíritu
te grite?
Por supuesto, esas personas lo van a negar y tachar de
disparate.
Pero es real. Como para el gorrioncito.
Recuerda que Jesucristo dijo acerca de su padre, que EL
se preocupa y alimenta a su creación “mira los lirios del
campo, ellos no siembran ni hilan, pero en verdad les digo que ni siquiera
el sabio rey Salomón en su mayor gloria se vistió tan bellamente
como uno de esos lirios”.
Por eso, el optimismo en parte, es creer en tu naturaleza
espiritual, y que en el momento en que te arrojes a los brazos de Dios
y confíes en él, arriesgándote, el te proveera de
lo necesario y tu camino se hará más claro.
Cuando cifres en otras personas, o en razonamientos de
tu cabeza, la razón de tu optimismo ¡así no funciona!
Tienes que arrojarte en los brazos de Dios, buscarlo en tu corazón,
en el silencio de tu alma…
Y es, en ese silencio, libre de razonamientos y tuyos
y de otras personas, que tu espíritu que conoce de su realeza,
va a salir radiante… poderoso, a darte la energía y valor
que necesitas.
A mi mismo no me es fácil seguir mis propios consejos.
Pero se, que en las innumerables veces que he buscado a Dios y a mi ser
en mi corazón… he tenido respuestas.
Reconozco que muchas veces que he recurrido a Dios…
es cuando mi cabeza y mis razonamientos me han hecho sentir muy mal…
no al grado de enfermedades, pero sí en sensaciones internas de
insatisfacción, de que no encuentro la salida, no se que decisiones
tomar, si seguir a mi cabeza… o escuchar a mi corazón y los
problemas se vienen en diluvio…
Es entonces cuando me rindo a mi Dios y Padre, y en las
noches acostado dialogo con EL en secreto y le pido protección
y guía…
O en las noches, camino, miro hacia las estrellas, y encuentro
la luna, las nubes, la inmensidad… y un profundo respiro…
un silencio en admirar la belleza del firmamento… y mi silencio
interior ¡Ah y que delicioso siento escuchar mi voz interior en
esos momentos!
En verdad que cuando miro el firmamento me lleno el alma
y me digo: “Después de admirar la belleza de la inmensidad…
ya nada mas me importa ¿que puede importar más que estos
bellos momentos?
¿Qué importa más que mirar la belleza
del cielo, su pureza, su inmensidad?” y es cuando recobro la serenidad
interior, la fe, la esperanza… ¡y mágicamente recibo
las respuestas!
No me es fácil confiar en arrojarme a los brazos
de Dios siempre… pero creeme, es lo único que funciona.
Nada más.
Si fundamentas tu optimismo en tu fe en Dios, te garantizo
que nunca quedarás decepcionado, y que si no obtienes lo que quieres,
es porque Dios, en su sabiduría, te ha mandado por otro camino
que te dará más satisfacciones aún.
¡Suerte!
Conquista tus sueños. Todo lo que necesitas es una idea
Cayeron unas gotas de lluvia en lo alto de una montaña.
El río quedaba cuesta abajo.
Las gotas deseaban llegar a él. Pero no había ningún
camino. Iniciaron su recorrido y a lo largo de este, encontraron los caminos
hasta llegar al río. Tus sueños, no son diferentes a una gota de lluvia en la montaña. Para nadie nos es desconocido que la lluvia encuentra caminos en la montaña para llegar a tierra.
Aunque no existan caminos asfaltados.
Esta reflexión llegó a mi mente, cuando visitaba una exposición de fotografías de dos siglos de vida en México.
Observé con curiosidad la foto de unos semáforos humanos. Ahora conocemos los automáticos con las luces roja, amarilla y verde.
Pero antes, eran parecidos a los señalamientos de las calles. En un tubo, se hallaban en lo alto tres señalamientos: alto, cambio, siga.
Había una persona que manualmente los cambiaba.
¿Y de donde nacen estos semáforos?
Porque surgió el coche. Y se hizo necesario encontrar una forma de controlar el tráfico.
Después, la gran cantidad de calles creadas abrió la oportunidad a los comerciantes de vender sus productos.
En cualquier ciudad, podemos ver el día de hoy calles asfaltadas, coches circulando, semáforos automáticos y comercios distribuidos a lo largo de las calles.
Pero todo lo originó la creación del auto. Y este desencadenó la creatividad. El coche originó el problema de cómo circular cómodamente. Y se crearon las calles. El aumento de circulación originó la pregunta ¿Cómo controlo el tráfico? Y surgieron los semáforos manuales ¿Cómo puedo tomar ventaja de las calles y gente moviéndose en sus coches? Y los comerciantes entraron en acción. Y el ciclo de mejora es de nunca acabar.
Lo que quiero explicarte: todo comenzó con una idea. Y esa idea en acción, generó desafíos no contemplados por sus creadores. Y la respuesta creativa a estos retos, originó obras que beneficiaron a todos.
Hay personas que cuando sueñan, se detienen al concentrarse en las imposibilidades de sus sueños. Y nunca inician.
Recuerda como nacieron los primeros coches o los semáforos rudimentarios. Estas ideas fueron mejorándose en el camino. Pero tuvieron un inicio.
El empresario John Johnson recomienda a los jóvenes soñar con cosas pequeñas. Ya que cuando estas se realizan, dan confianza para el siguiente paso. También menciona que los negocios pequeños a la larga se convierten en grandes.
Por eso, todo lo que necesitas, es comenzar de alguna forma. Así, como la gota de lluvia encontró su camino y el auto abrió brecha para más ideas, hallarás la manera de alcanzar tus sueños. Los desafíos que encuentres son oportunidades disfrazadas que te permitirán lograr mayores éxitos.
Así que… ¡adelante! Todo lo que necesitas es comenzar.
Hasta la próxima.
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